7 jun 2010

Compartamos un cafe

Hoy salimos a caminar unos amigos, mi hermano y yo. En dirección certera pero sin rumbo predestinado. La única idea era que pasaríamos por varios lugares que podrían ser bien el destino. Fuimos dejando un par detrás. Esperando el siguiente fuera lo atractivo suficiente para que nuestros pies dejaran de hacer lo suyo. Y nuestras nalgas soportaran ahora nuestro peso. Siendo la idea llegar a sentarnos.

Pero esa idea no llegaba. Entonces uno de los amigos empezó a cuestionar la existencia de la crisis económica. Decía que –cuál crisis- si él veía que la gente se compraba café de a 50 pesos en la franquicia gringa denominada StarBucks. Total que su argumento iba orientado a que ese era índice suficiente para poder preguntarse en realidad si la crisis es real o no.

El otro amigo agregó para refutar o algo así, que sí, la gente compraba el café de a 50 baros pero que ahora compraban uno para dos. Aludiendo a que la gente ahora iba de a pares. En todo caso en grupos de a número par para que salieran las cuentas.

Mi hermano muy en lo suyo no decía palabra. Y yo pensaba en que ojalá ya llegara el lugar para sentarnos pues el calor de la tarde me estaba haciendo sudar bastante.

Total que entre las formas de probar la existencia o no de una crisis económica, yo me debatía en qué notar más. Primero que el amigo que hablaba de gente que compra café de 50 pesos, no sabe muy bien de la variedad ni de café y cafés, y mucho menos de gente. Y el otro que anotaba que ahora iban de a dos a dividirse el café, aludía tal vez a un fenómeno más complejo. El de preferir comprar de franquicia, que ir a un café donde cada quién podría comprar su propio vasito de café.

La cosa me llevaba por varios lados, porque o la crisis que defendía el segundo nos estaba volviendo más compartidos o yo en mi postmodernismo individualista anti-transnacional-ista defendía la idea de que cada quién su café mientras no sea de franquicia.

No cabe duda de que la franquicia pone más bonito su establecimiento que por decir, cualquier Jarocho de mero Coyoacán. Donde según la última vez que fui cada quién podía comprar su propio café con mucho menos 50 pesos. La opción de compartir claro siempre abierta. Es más, hasta podías invitarle su propio café a alguien, en lugar de la idea romántica de irse a sentar a un sillón de piel y pedir dos popotes.

La cuestión que me empezaba a preocupar, era realmente el índice que habían elegido para comprobar la presencia de una crisis económica. El índice Starbucks. Lo primero que pensé fue que el joven que puso el tema sobre la caminata de banquite, jamás en su vida había pisado zonas marginadas de la ciudad, del sur de la ciudad.

Creo que para él, en su mundo de plazas comerciales y cafecitos de franquicia todo seguía siendo muy normal. Claro, porque quien acostumbra a ir a ese tipo de lugares seguro ni ha de notar la existencia de una forma de vida distinta en la misma ciudad. Donde hay lugares donde puedes comprar café por menos de 50 pesotes y evitarte la balconeada en todo caso, de tener que compartir el café. Según creo que creyó. Pero ni él mismo tenía idea.

Por supuesto que a comprar café de a 50, van muchos tipos de gente. Lo curioso del caso es que ninguno de los dos debatientes conocía bien qué tipo de gente pisaba el café de franquicia como cliente frecuente. La observación conjunta era algo graciosa. La gente que va ahí no ha sentido el peso de la crisis. Pero siempre sí, porque aunque sigue yendo ahí, pues ya se divide el café, se lo comparten. Imagínense.

Lo feo del asunto es que la crisis no se nota en cafés de franquicia a primera vista. Si se dividen el café o no es lo de menos. Lo feo es que para mucha gente la crisis no existe, porque no ve a la gente que la padece diario. Porque para ellos tal vez ni siquiera esa gente existe. La gente que ni para café le alcanza.

La pasarela internacional de clavados de bolsa nos trae mes con mes y semana con semana una crisis nueva. Y tal vez muchos no la sienten porque hemos estado así desde mucho antes que cualquier tipo de crisis extranjera nos hiciera tener que compartir nuestro café.

No cabe duda de que en México existen muchos mundos. En donde habita gente que poco se conecta con otra gente de un mundo distinto. Donde existe bien de lejos la realidad que nos cuentan. Porque ni la que vemos en la tele, con todo y musiquita y post-producción creemos ya. Tal vez México cree que todos somos uno mismo cuando la selección de futbol juega. Mientras no lo hagan todos somos diferentes. Todos le vamos a un equipo distinto y gritamos al son de porras contrarias.

Chance esa es la cosa con nuestro México. Que no sabemos jalar parejos. Que ni el futbol lo podemos jugar con buena calidad y en equipo.

Los dos amigos a fin de cuentas en algo tenían razón, no todo México está en crisis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario